Si Dios quiere, dentro de poco podremos construir. Tenemos una noticia que por un lado es buena y por otro es mala.
El lado malo es que, una vez que hemos conseguido que en febrero podamos ahorrar lo que nos pidió el obispado para empezar a construir, ahora resulta que es el obispado quien no va a poder hacer frente en años a nuestras obras…
El lado bueno es que hemos conseguido un trato: nosotros vamos a empezar a construir en cuanto los arquitectos terminen los planos y nos concedan la licencia, una primera fase de 1.000.000 de euros (financiada a 20 años), En esa fase, incluiremos un templo grande y el resto de instalaciones en bruto.
En un segundo momento, sustituiremos el prefabricado por la sacristía, despachos, salas y viviendas… En cuanto tengamos dinero…
Y, en una tercera fase, terminaríamos los sótanos que habrían quedado en bruto desde el principio.
En cuanto sea posible, el obispado nos ayudará como estaba previsto, pero en un futuro incierto. Lo urgente es conseguir un templo grande donde podamos caber todos y luego ya iremos terminando las obras como podamos. Si Dios quiere, cuando crezcamos y venga más gente, quizás ya no necesitemos la ayuda del obispado.
En todo caso, el obispado avala los créditos que vamos a tener que pedir, paga los sueldos de los sacerdotes y nos presta otras muchas ayudas necesarias… Por eso, no sería justo decir sólo que no nos ayuda. Simplemente no puede hacer frente ahora al crédito del millón de euros que haría falta para realizar la construcción de una vez.
Desde ahora, nuestro prioridad es el TEMPLO. Y conseguir todas las suscripciones posibles. Ahora, más que nunca, ¡te necesitamos!