¡Antes de nada quiero dar las gracias a todos los padres que os habéis fiado de la parroquia en este primera convivencia de la historia de la parroquia! También quiero dar las gracias al equipo de monitores y cocineros que nos han servido. Son lo mejor de lo mejor y han estado a la altura. Unos monitores capaces de llevar a los niños sin gritarles, con muchísimo cariño y capaces de reconocer lo bueno de cada uno, tratando de justificar lo malo.
¡Ha sido una maravilla compartir estos días con vosotros!
Por otro lado, en pocas convivencias he estado donde los chavales hayan creado un espíritu de fraternidad tan grande y con tan poquitos enfados. Han rezado como fieras y han servido de maravilla. Casi todos participaban en los juegos dejándose el corazón y he visto muchos gestos de generosidad. ¡Esto hay que repetirlo!
Y ya tenemos fecha: Del 6 al 8 de octubre.
Me dice Paula Borrego que ¡la comida estaba riquísima!. Que nos lo pasamos muy bien. Que ha sido la mejor convivencia de su vida. El mejor juego… ¡el de la pintura!
Si queréis añadir comentarios, podéis hacerlo
Como sacerdote de la convivencia tengo que decir que estoy muy orgulloso de todos los chavales de la convivencia, sí de TODOS, porque todos han crecido, porque la inmensa mayoría ha sido capaz de rezar mucho más tiempo que el que están acostumbrados y habéis estado con el Señor. Porque sois majísimos y aunque no nos dejéis dormir, luego habéis sido capaces de mantener el ritmo. Porque así sí merece la pena montar convivencias. ¡Gracias a Dios, a los monitores (que son mis héroes), a los cocineros (que si no es por amor de Dios no entendería vuestra entrega), a los padres que se fían y a los niños que habéis venido porque ¡sois vosotros quienes habéis hecho la mejor convivencia de la historia de la parroquia!
Sí, es cierto que es la primera, pero por ahora ¡es la mejor! Que Dios os bendiga